1. ¿Qué significa para usted la interpretación simultánea?
La interpretación simultánea es una técnica que permite que dos o más personas que hablen dos idiomas diferentes se puedan comunicar de la manera más similar posible a lo que sería esa misma comunicación sin una barrera lingüística de por medio.
2. ¿Cómo llegó a convertirse en intérprete simultáneo?
Hace aproximadamente 18 años, después de haber incursionado en el mundo de los idiomas por mucho tiempo, fui invitado a participar en mi primera interpretación simultánea formal. Hasta ese entonces había dado clases de inglés tanto a niños como a adultos, también había realizado traducciones de documentos de diferente índole, así como algunas interpretaciones de acompañamiento y susurro, pero de manera menos formal. Para ese entonces ya había terminado de estudiar mi segunda carrera en Ingeniería Comercial, ya que primero estudié Administración Hotelera. Sin embargo, como todos los sueños que se llegan a realizar, mi deseo era llegar a ser intérprete. Era ésta una aspiración tan fuerte, que antes de llegar a interpretar formalmente, como a los 19 años, yo ya tenía tarjetas impresas con mi nombre bajo el cual decía “Traductor Simultáneo” -lo correcto es “intérprete” y no “traductor”, pero en ese entonces yo todavía no entendía la diferencia-. Debo aclarar que para mi primera interpretación simultánea estudié como tres meses; probablemente sabía del tema más que el propio instructor.
3. ¿Cuénteme sobre su trayectoria profesional?
De mi trayectoria profesional lo más relevante que puedo mencionar es que, como a la mayoría de intérpretes en el Ecuador nos ha pasado, he aprendido más y más con el transcurso de los años. Los primeros intérpretes que conocí siempre fueron ejemplos a seguir y sus enseñanzas han sido muy valiosas. Estas personas generosas con sus conocimientos me regalaron de su tiempo, paciencia y conocimiento para que yo mejorara mi desempeño profesional, especialmente durante los primeros años. Creo que lo más importante es descubrir si se posee – o no- ese don para interpretar simultáneamente. Una persona puede ser perfectamente bilingüe, trilingüe o políglota, pero esto no hace de ella un buen intérprete. Existen ciertas destrezas cerebrales que permiten que una persona pueda escuchar algo mientras su mente procesa algo más y sus labios expresan algo diferente. Si uno descubre que tiene el don de la interpretación simultánea, puede aventurarse a descubrir una profesión fascinante en muchos sentidos.
4. ¿Qué consejo le darías a la nueva generación de intérpretes?
Que no tengan miedo de equivocarse, que se preparen de la mejor manera para cada nuevo trabajo, que opten por la excelencia en todo aspecto y que reconozcan sus errores cuando los cometan. Sólo Dios es perfecto.
5. ¿Desde su punto de vista cuáles son los principios y cualidades que debe tener un intérprete?
Creo que en cuanto a las cualidades, existen las innatas y las adquiridas. Entre las primeras está el don que ya mencione anteriormente. Un carácter afable y extrovertido ayuda mucho, e indudablemente la curiosidad es esencial para incursionar en las diferentes áreas del saber humano. Con respecto a las cualidades adquiridas, podría mencionar la disciplina, los buenos modales y el lenguaje corporal y gestual.
Los principios serían los mismos que cualquier profesional responsable pondría en práctica dentro de su diario quehacer; es decir, principios éticos, morales, sociales, etc.
6. ¿Nos puedes contar alguna anécdota interesante de tu vida profesional cómo intérprete?
Claro que sí. Aún recuerdo que, mientras interpretaba un colega y amigo mío, un funcionario de una ONG africana mencionó la palabra “papas” mientras hablaba en inglés. Como es muy común que algunas personas mezclen los idiomas o saquen a veces a relucir vocablos cortos aprendidos de alguna lengua extranjera, mi colega pensó que se trataba del tubérculo en plural, más aún a sabiendas de que este funcionario había pasado visitando comunidades indígenas de Perú y Ecuador durante los últimos cinco días. En cuestión de segundos, y después de ya haber repetido el nombre del tubérculo en castellano, reaccioné y le dije a mi colega al oído “propósito, la palabra es propósito” del inglés “purpose”. Creo que él entre la confusión y la desesperación dijo “a propósito de las papas” o algo así y toda la gente se desternilló de la risa. Hay muchas anécdotas más, pero ésta es una que se me viene a la mente ahora.
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