El Covid-19 se ha convertido en el catalizador definitivo de la transformación digital de la industria de eventos y muchas otras, que a pesar de contar desde hace muchos años con el hardware/software para dar ese importante salto tecnológico, se limitaban a unas rápidas y desconfiadas zambullidas en ese nuevo entorno digital. De pronto, lo que se había pronosticado que sucedería en un período de varios años sucedió en cuestión de meses.
Huelga decir que los eventos virtuales no son nada nuevo. En realidad, llevamos décadas haciendo video conferencias y streaming en nuestros eventos en vivo. Desde hace varios años, el aumento en los tiempos y costos de movilización local e internacional, así como los problemas de tipo logístico como medidas estrictas de seguridad, restricciones de visado, conflictos de agenda, distancia y costos, venían incidiendo de manera considerable en la baja en el numero de asistentes a los eventos internacionales y nacionales. Hace varios años, algunas empresas visionarias, por necesidad o previsión, empezaron a adoptar un modelo híbrido (onsite y online) basado en plataformas de videollamadas o colaboración multilingüe online e interpretación remota, tales como Zoom, Skype o KUDO respectivamente en reuniones personales y profesionales, y en eventos corporativos insitu.
En las actuales y futuras circunstancias, las restricciones de movilidad local e internacional, debido a las medidas de confinamiento y la cancelación de opciones de movilización, no han dejado otra alternativa a organizaciones publicas y privadas que adoptar de manera acelerada diferentes plataformas de colaboración online, tales como KUDO, Zoom, Microsoft Teams, entre otras, como solución a su continuidad de negocios durante los últimos 10 meses y con toda seguridad para los próximos años. Los eventos virtuales e híbridos llegaron para quedarse, aunque todavía muchos seguimos añorando y esperando el regreso a la antigua normalidad.
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